Francisco Zamora Loboch[1], o “Paco” para los que lo conocen, es uno de los escritores más conocidos de Guinea Ecuatorial. Nacido en 1948 en la isla guineana de Annobón, su vida ha sido profundamente marcada por el paso de su patria por el dominio colonial español, la independencia, la dictadura, y la diáspora. Aunque llegó a España para emprender estudios universitarios en 1968, la toma del poder por Francisco Macías Nguema obligó a miles de sus compatriotas a exiliarse, así convirtiendo en permanente la estancia de Zamora en España. En 1979, el sobrino de Macías, Teodoro Obiang, se convirtió en presidente, lo cual confirmó aún más la imposibilidad de que Zamora volviera. Desde entonces, Zamora se ha establecido como periodista en Madrid. Ha trabajado para varias publicaciones a lo largo de los años, especialmente como especialista del deporte para el diario As. Sus obras literarias, las cuales comprenden ensayo (Cómo ser negro y no morir en Aravaca, 1994), poesía (Memoria de laberintos, 1999; Desde el Viyil y otras crónicas, 2008); y novela (Conspiración en el green, 2009; El caimán de Kaduna, 2012), enfrentan temas urgentemente importantes como el papel del nacionalismo en una tierra marcada por la tensión étnica, la pobreza, y el terrorismo estatal; la experiencia del exilio en el antiguo poder colonial; la pertenencia de una nación africana en la comunidad hispanohablante global; y el papel del humor a la hora de promover el cambio social.
El 28 de mayo, 2013, Paco se sentó conmigo en su despacho en Madrid para hablar de su vida y de su literatura.
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Martin Repinecz: ¿Puedes hablar un poco de cómo llegaste a España y de cómo llegaste a ser escritor?
Francisco Zamora Loboch: Bueno, pues escritor ya lo era desde niño. Tengo un poema que lo describe. En Annobón, no había mucha gente que supiera leer por aquella época. Cuando el barco correo llegaba, los hombres y mujeres mayores siempre acudían a los chicos, a los jóvenes, que sabían escribir, para escribir las cartas. Entonces a partir de allí empecé a escribir, que estaba bien porque estaba muy bien remunerado. Quiero decirte que, cuanto mejor escribías las cartas, más ñames tenías, más plátanos tenías, incluso pescado tenías, etcétera. O sea, de allí empecé a escribir, o bueno, más que a escribir, a saber la importancia de lo que es la escritura.
Bueno, y en cuanto a llegar a este país, cuando era joven como tú, al parecer era tan listo y tan inteligente como tú–¡la gente se creía que era yo listo e inteligente como tú!
FZL: Y me dieron una beca, por lo cual llegué aquí para estudiar ciencias económicas. Pero al poco tiempo me di cuenta de que lo que realmente me atraía era el periodismo. Y me pasé a periodismo.
MR: ¿Y eso era en los años ’60, no?
FZL: Más bien ‘70. No me eches tantos años; no seas capullo.
MR: ¿Y cuándo empezaste a escribir creativamente?
FZL: Creativamente también ya en Guinea empecé a escribir poesía, cuando tendría 17, 18 años. E incluso antes, porque de niño aprendí muy pronto a leer; creo que a los tres años ya sabía leer, o a los cuatro.
MR: ¿Tu padre también era poeta?
FZL: Mi padre era poeta y maestro de escuela. Entonces, pues, para mí descubrir la lectura de los tebeos, o los cómics, como se llaman ahora, fue un mundo muy gratificante. Pero también era problemático porque ahora mis hermanas mayores me recuerdan lo mucho que me reía de ellas porque ellas no sabían leer. A los seis, siete años, todavía yo decía, “pero esto, ¡¿cómo puede ser?!,” y tal. Entonces obviamente empezaba a meterme en problemas, pero de risa; yo siempre me he reído mucho de los ignorantes.
FZL: Pero como los ignorantes siempre tienen más fuerza, siempre te acaban hundiendo de un golpe, o de una hostia, o de una cosa así. Entonces, bueno, sí, en Guinea empecé a escribir, y al llegar aquí, sufrí, como es natural, una transformación de todo lo que había escrito, que era sobre palmeras, e historias y movidas. Y al llegar aquí, gracias a Dios, me encontré en la escuela de periodismo, en las aulas y tal, a gente muy crítica con respecto a la política, la historia, etcétera. Tuve mucha suerte en ese sentido porque el ser crítico, y el decirte “¿qué es eso de las palmeras, y de los cocoteros?”, y tal, te obliga a ponerte al día. Y a la vez que escribes en los periódicos, te vas dando cuenta de que el regionalismo no tiene ninguna razón de ser si no tiene su proyección en un árbol común de cultura. No se puede andar por ahí toda la vida hablando de ancestros, de grutas, de palmeras, de cocoteros; no, no, no. Hay que integrar todo esto, como diría un cierto músico brasileño, dentro de una cultura común.
MR: Y cuando eras pequeño en Annobón, ¿qué textos estaban disponibles para ti? ¿Mencionaste los tebeos, no?
FZL: ¡Cómics! Capitán Trueno; Jabato; Mortadelo y Filemón; lo que había de aquella época. No leí ningún libro interesante, si es lo que tú quieres saber.
¿Si ya leía a Dickens? No. En absoluto, mi cultura se limitaba a los cómics: al mundo de Capitán Trueno, al mundo del Jabato, al mundo de Mortadelo y Filemón, del Guerrero del Antifaz, como cualquier niño español.
MR: ¿Y del Western también, no?
FZL: Ah sí, por supuesto; mi padre tenía muy buenas novelas del Oeste, pero no me las dejaba leer. Pero buscaba y conseguía. Y además, coincide que ha salido una historia hermosa en estos años con los autores del Western. No sé si habrás leído de cómo los autores represaliados por el franquismo se refugiaron en las novelitas del Oeste y de misterio y de crímenes para sobrevivir, y firmaban con pseudónimos como Clark Karrados, como Silver Kane. El único que firmaba como él era Marcial Lafuente Estefanía. Ese momento me coge completamente. Por entusiasmado, no por presumir de grandes lecturas. Ahora, cuando ingresé en el Instituto de Enseñanza Media en Santa Isabel, en Malabo, o en Clarence, que tiene los tres nombres…[2]
MR: O sea, perdón, ¿tú te fuiste de Annobón en cierto momento?
FZL: Sí, claro; mi padre era maestro y cuando le destinaron a Santa Isabel, ya me fui para allá. Y entonces, dos o tres años después, ingresé en el Instituto de Enseñanza Media. Cuando estuve en el Instituto de Enseñanza Media, ya empezaron a autorizar a los chicos negros que podían entrar, porque antes era una institución sólo destinada a los chicos blancos. Entonces a partir del año ‘58, cuando se declara que Guinea Ecuatorial es una provincia, igual que Albacete, entonces ya podíamos entrar a los institutos. Entonces allí es cuando me encontré con profesores competentes que me enseñaron quién era Juan Ramón Jiménez, quién era Cervantes, quién era esto y aquello, etcétera. Y es cuando entré en contacto con la literatura de gran tamaño, y empecé a leer en serio, sobre todo a Juan Ramón, me lo leí bastante; Gustavo Adolfo Bécquer; en fin, todo lo que se leía en aquella época. Y me acuerdo perfectamente cuando leí Platero y yo, que me quedé impresionado de cómo se podía escribir tan bien. Y por supuesto, los poemas de Juan Ramón Jiménez, aunque luego no haya influido mucho en mí, pero esto te llena de cultura, ¿no?
MR: Sí, definitivamente. Incluso cuando tu escribías cartas en Annobón, ¿escribías en castellano?
FZL: En castellano, en castellano. Si no, ¿qué misión tenía? De Annobón, sólo se puede
ir a Santa Isabel, o a Fernando Pó, o a Bioko, o a Malabo.[3] Ese era el itinerario vital del annobonés. El annobonés iba para trabajar en Malabo y volver para construir su casa, etc. Entonces, no teníamos otro panorama, y seguimos sin tenerlo. O sea, el ideal del annobonés es poner los pies en la tierra de los bubis,[4] acumular dinero o elementos de material para construir una casa de piedra, o una casa de cemento, etc.
MR: ¿Puedes hablar un poco más de la identidad de Annobón? ¿Cómo la gente en esa isla siente su identidad annobonesa con respecto a la identidad equatoguineana?
FZL: Los annoboneses se sienten annoboneses; mucho, mucho, mucho. Hombre, yo creo que nos sentimos guineanos por los bubis. La relación entre Annobón y la isla de Bioko, o la isla de Fernando Pó, como se llame, siempre ha existido. Porque como te he dicho, era nuestro vínculo para saber lo que pasaba en el mundo, para poder comprar, para poder usar una cosa que se llama dinero, para tener relaciones con la cultura blanca. Entonces, claro, a partir de allí, cuando se junta con el continente, no hay ningún problema. Al fin y al cabo, vas a estar en África. Hagas lo que hagas. Esta es una cosa que desconocen los africanos, que es que al fin y al cabo, va a ser África.
MR: ¿Pero ustedes se identifican más bien con los bubis que con los fang?[5]
FZL: Sí, claro que sí. El trato entre Annobón y los fang es de hace cuarenta, cincuenta años. En cambio el trato de los annoboneses con los bubis ha sido secular. No íbamos al continente, íbamos a la isla en busca de oportunidades. Allí están los bubis. Pero es un crisol, la capital, que forman bubis, españoles, y otros. Lo que significa ser una capital. Pequeña, pero una capital al fin y al cabo.
MR: ¿Y cómo era para ti la experiencia de vivir en Santa Isabel [present-day Malabo]?
FZL: ¡Por supuesto! allí conocí a los amigos de toda la vida, a los que serían mis amigos, que eran todos unos maleantes. Mi padre llevaba además un reformatorio de menores. Con lo cual, imagínate, un chico de mi edad, ¡la cantidad de desalmados, delincuentes, golfos! Toda mi vida he estado entre golfos, golfillos, ladrones, mangantes! ¡Eran mis amigos!
FZL: Y además de los que incorporé en el instituto, también hice muchos amigos en una experiencia semi-fascista, que era la OJE, la Organización Juvenil Española, cuando llegué a España en el 62-63. Pero esa OJE era una obra de Franco, y decían que le llamaba Franco la obra más mimada, o una cosa así. Servía para que los chicos guineanos de 14, 15, 16 años, pudieran venir a la península, a España, a integrarse con los otros chicos españoles. Con lo cual, claro, ¡tu universo cambió en dos o tres viajes! Era tremendo, porque de la discriminación racial de Guinea, de la supremacía del blanco sobre el negro, llegas aquí y dices, “¿Qué cojones? ¿Y esto? ¡Yo soy igual que estos tíos!” Los tíos esos te tomaban el pelo, tú les tomabas a ellos, te integrabas en un día, en dos días, en fin. Entonces, la OJE jugó un papel muy grande a pesar de ser una organización fascista de la juventud de Guinea Ecuatorial de aquella época porque le permitió salir del ambiente colonial y disfrutar del ambiente español. El enriquecimiento de esta experiencia semifascista, parafascista, etcétera–¿te puedes imaginar, con el uniforme azul y caqui?—nos sirvió a nosotros para despertar de un mundo colonial aletargado. Además, a toda una generación: no era yo, eran cientos de críos los que veníamos en verano aquí a los campamentos de la OJE. Con lo cual, pues, aunque Macías[6] acabó con toda esta gente, algunos se han salvado.
MR: Entonces, cuando viniste a España para empezar la universidad, ¿pensabas volver a Guinea?
FZL: Sí, por supuesto; no tenía ningún interés por quedarme; todo el romanticismo que yo podía tener para este país ya se había agotado a los 18 años. A los 18 años ya me lo conocía todo.
MR: Y con la OJE, ¿tú venías a Madrid?
FZL: Ah, no; es que eran experiencias increíbles para un chico nacido en Guinea. Con 15 años, te dejaban en Cádiz en el barco. Te dejaban el dinero suficiente y un mapa, y te decían dónde debéis estar en tal día. Con lo cual, teníamos que buscarnos la vida, o caminando, o en autostop, o como fuera para llegar a estos sitios, claro. Imagínate la experiencia que coges en los años ’60 y pico por aquí. Yo me acuerdo una vez que llegamos a Galicia porque el campamento era en Galicia en un lugar que se llama Sada, en una playa famosísima. Llegamos allí los seis guineanitos con nuestros macutos y tal, y el jefe dijo, “Bueno, hoy vamos a hacer una paella.” Teníamos allí el arroz, pedimos una paellera, y empezamos a hacer allí el arroz, y se acercaron unas señoras. “¿Qué hacéis?,” dicen. “Vamos a hacer una paella.” “¿De dónde venís?” “De Guinea.” “¿Desde cuándo hacéis paellas?” Le decimos, “no, es que…” y dicen, “mirad, hijos: sois muy jóvenes; estáis muy bien, muy guapos. Iros a bañaros. Tranquilamente disfrutad de Galicia. Cuando vengáis, no os preocupéis, que nosotros os preparamos la paella.” ¡Wooooow! Y cuando volvimos, aquella era una paellerona, una fiesta.
MR: Entonces, ¿dijiste que viniste a estudiar economía pero luego cambiaste a periodismo, no?
FZL: Sí, en la Complutense.
MR: ¿Y estabas en la universidad cuando Guinea se independizó?
FZL: No, yo estaba allí [en Guinea], en la plaza de España, pero no sé cómo se llama ahora.[7] Yo estaba aquel día.[8]
MR: Ah, ¡te acuerdas del día! ¿Qué pasó exactamente?
FZL: Bueno, después de aquello, a los dos meses o así, ya me vine a España. Y luego llegó lo de Macías: lo de los asesinatos, y la brutalidad, y todo eso, pero todo eso lo pasé aquí. Luegó se organizó alguna cosa para regresar, pero fracasó; todos los intentos que hicimos fracasaron. También éramos muy ingenuos; no creíamos que el dinero era importante.
MR: O sea, en los primeros años, ¿estabas involucrado en movimientos políticos?
FZL: Sí, siempre lo he estado.
MR: Vamos a hablar por un momento de tu carrera de periodista. Puedes hablar un poco de como llegaste a ser periodista del deporte en particular?
FZL: Ah, sí, porque en una ocasión estuve hablando con uno de mis maestros, y yo estaba obsesionado con Guinea. Entonces me dijo que no me obsesionara demasiado con esto, y que me dedicara a hacer periodismo. Primero, porque tenía que subsistir, y segundo, porque no me tenía que etiquetar demasiado. Entonces, siempre he ido alternando una cosa con otra. Pero sobre todo, para mí, donde he escrito lo mejor es el mundo del deporte porque de pequeño he sido muy buen deportista. Eso sí que es verdad, sí. He hecho velocidad, baloncesto, vallas, por supuesto jugar al futbol.
MR: Tu última novela, El caimán de Kaduna, es sobre el fútbol. ¿Supongo que tu experiencia reportando sobre el fútbol te ha ayudado mucho a escribirla?
FZL: Sí. El diario As me ha enviado prácticamente a todos los campeonatos de fútbol de África. En el mundial de Alemania,[9] se clasificaron cuatro o cinco equipos africanos, así que yo tuve que recorrer todos esos países africanos contando cómo se veía el mundial allí. En la Afrocopa de Ghana,[10] estuve. En la de Egipto,[11] estuve. En la de Angola,[12] estuve. Y luego estuve en Suráfrica ahora para el mundial.[13]
MR: Y cuando estuviste en todos esos países, ¿conseguiste establecer contacto con otros escritores africanos?
FZL: No, estaba trabajando como un loco. Porque es que tienes que rellenar todos los
días dos páginas de periódico. No tienes tiempo para nada. No da tiempo más que comer malamente. Pero es el mejor momento para visitar esos países. Ves la explosión nacional, la depresión nacional, ves gente que no tiene nada que ver con el fútbol criticar el fútbol. Además, la organización no suele ser muy sofisticada. Aquí si enseñas la credencial, te mandan a otro sitio, y de allí tienes que ir a otro. Pero allí no. Yo prefiero ese caos. Está más entretenido.
MR: Entonces, volviendo a la literatura, ¿los primeros textos literarios que publicaste eran poesías, no, que salieron en la antología de Donato?[14]
FZL: Precisamente, en la antología de Donato, no. Entre los intentos de buscar fondos para luchar contra Macías, sacamos unos libros que llamamos literatura guineana, o una cosa así que no me acuerdo. allí empezaron a salir los primeros escritos.. .Ahora creo que se han cumplido unos 25 años desde aquellos primeros escritos que sacamos Donato, yo y esta gente.
MR: ¿Y qué te parece, en general, el proyecto de crear una literatura guineana? ¿Te parece importante etiquetarla de esa manera?
FZL: Sí, me parece importante etiquetarla de esa manera porque de esta forma, la gente que leemos en español nos daremos cuenta de que ahora mismo, el español tiene tres patas, si no cuatro. Una pata que es la española normal: Madrid; Sevilla; la península. Otra pata es Sudamérica; y la otra es África. Entonces es importante para nosotros que se distinga como tal. Tú, como buen americano, sabes que hasta que una cosa no le dan nombre, no toma visibilidad. Y no puedes hacer un movimiento. Es bueno, no es malo.
MR: ¿Te parece que los escritores guineanos están obteniendo más visibilidad?
FZL: Las universidades les están dando visibilidad.
MR: ¿En España también?
FZL: No, en España no. Los americanos. Cada vez que me llama un estudioso americano, soy incapaz de decirle que no, porque sé que están haciendo un esfuerzo valioso, y gente como Justo Bolekia, Ávila Laurel, Donato Ndongo Bidyogo, [15] saben la dependencia y el agradecimiento que les debemos a los americanos. A los estudiantes americanos. Porque se han tomado muy en serio lo que se está produciendo con sus tesis y sus estudios. No hay universidad americana donde no se sepa algo de lo que se produce en Guinea Ecuatorial. Y eso es gracias a ellos, no a España. En España, nos ningunean. No han tomado dimensión exacta de que un pequeño país llamado Guinea es la embajada del español en África. Y si la tienen, les da igual. Pero coño, un continente que habla mil millones de idiomas, ¿que tenga un promontorio dedicado al español? ¡Aunque sea escribir con el culo! Que es verdad que a veces digo, joder, esta novela está escrita con el culo, o este poema no tiene nada de interesante, pero ¡es en español!
FZL: Y España, y el Instituto Cervantes y las instituciones deberían tomar un poco más de conciencia de lo que está ocurriendo. Porque es que no sabes además la cantidad de gente que escribe en Guinea, un montón.
MR: ¿Como es la situación para los escritores en Guinea Ecuatorial?
FZL: No sé, porque no vivo allí. Pero supongo que debe ser frustrante porque no tienen lectores. El gobierno guineano no hace mucho por ellos. Como decía Ávila Laurel, “escribir en Guinea es como ser esquiador en el Sahara.”
MR: Sí, eso imaginaba.
FZL: Sí.
MR: ¿Puedes contarme un poco sobre tus próximos proyectos literarios?
FZL: Estoy preparando un libro de poemas. Quiero entitularlo “Azul español.” “Azul español” es sobre la lengua, la religión, y la relación poética entre mi España y mi Guinea. Por un lado, el azul representa el uniforme de los falangistas, del régimen. El himno falangista decía “cubre tu pecho del azul español.” Pero luego también hay un poema de Juan Ramón Jiménez que dice, “todas las tardes el cielo será azul y placido.”[16] Este “azul y placido” me encanta. Y me parece una cosa muy sugerente. He empezado a escribirlo pero no tengo mucha prisa.
MR: Muy interesante. Como última pregunta, ¿has pensado alguna vez volver a Guinea Ecuatorial?
FZL: ¡Sí, claro! Tengo que enseñar a los chavales a jugar bien al fútbol, que creo que lo están haciendo mal. Y también les puedo enseñar a jugar a vóleibol, y también les puedo enseñar a jugar a baloncesto. Y si no quieren los guineanos, lo puedo hacer en Annobón. No pasa nada.
MR: Pues muchas gracias, Paco.
FZL: Nada, hombre. ¡Son dos o tres cañas que me vas a pagar ahora, cabrón!
Footnotes
- The expression “Labyrinths of Memories” is a play on Zamora’s book of poetry, Memoria de laberintos. Madrid: SIAL, 1999.
- Malabo, the present-day capital of Equatorial Guinea, was originally founded under the name “Port Clarence” by the British in 1827. Its name changed to “Santa Isabel” upon restoration of Spanish sovereignty in 1844. In 1973, then president Francisco Macías Nguema renamed it “Malabo” in an effort to eliminate traces of European colonial influence.
- Just as “Santa Isabel” was the colonial name for the present-day city of Malabo, the present-day island of Bioko was known as “Fernando Pó” throughout the colonial era. Its name was changed to Bioko in 1979, during the Nguema regime.
- The Bubis are the predominant ethnic and language group on the island of Bioko (formerly Fernando Pó), where the capital Malabo (formerly Santa Isabel) is located. Mainland Equatorial Guinea is predominantly inhabited by the Fang ethnic group.
- There is significant tension between Fang, who represent a large majority of Equatorial Guinea’s population, and the Bubi minority.
- Zamora refers here to Francisco Macías Nguema, president and dictator of Equatorial Guinea from its independence in 1968 until 1979, whose regime is remembered for its extreme brutality.
- Zamora is referring to what is now known as the Plaza de la Independencia in central Malabo, which was known as the Plaza de España during the colonial period.
- Equatorial Guinea was declared independent on October 12, 1968.
- Germany hosted the 2006 World Cup.
- Ghana hosted the African Cup of Nations in 2008.
- Egypt hosted the African Cup of Nations in 2006.
- Angola hosted the African Cup of Nations in 2010.
- South Africa hosted the 2010 World Cup.
- Ndongo-Bidyogo, Donato, ed. Antologi?a de la literatura guineana. Madrid: Editora Nacional, 1984. Print. This was the first anthology of Equatorial Guinean literature ever published. Its editor, Donato Ndongo, is one of the best-known and most studied Equatorial Guinean authors.
- In addition to Donato Ndongo-Bidyogo, Justo Bolekia Boleká and Juan Tomás Ávila Laurel are other major figures in contemporary Equatorial Guinean letters.
- Jiménez, Juan Ramon. “El viaje definitivo.” Centro Virtual Cervantes. Web. 16 May 2014. <http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/jrj/antologia/antologia07.htm>. English version: “The Definitive Journey.” An Anthology of Spanish Poetry from Garcilaso to García Lorca in English Translation. Ed. Ángel Flores. Anchor Books, 1961. 279. Print.