Abstract
En los actuales medios de comunicación, se habla constantemente de “libertad de prensa”.Tenemos acceso a un sinfín de imágenes, noticias, opiniones e ideas. Dichas opiniones y noticias pueden filtrarse a través de medios de comunicación oficiales (periodistas profesionales, expertos universitarios), o de forma independiente, a través de medios de comunicación social, sin ningún tipo de control. Sin embargo, la elaboración de noticias suele ser con frecuencia problemática, ya que un mismo suceso puede ser interpretado, de diferentes maneras, por diversas fuentes de información políticamente opuestas.
La libre circulación de discursos tan dispares existentes en la actualidad viene a reavivar una censura institucional pero también la autocensura, así como cierta libertad a la hora de manipular la información para beneficio tanto personal como político.
La últimas polémicas sobre el derecho a la información y el derecho a informar evidencian las tensiones entre los derechos individuales y los intereses de los gobiernos (a veces diferentes de los de sus mismos ciudadanos). Entre los ejemplos más sonados últimamente, citemos a la ex soldado Chelsea Manning, que filtró información gubernamental clasificada al portal WikiLeaks fundado por Julian Assange; el caso de Edward Joseph Snowden que hizo públicos documentos clasificados como alto secreto sobre varios programas de la NSA; la desaparición de 43 estudiantes en Ayotztinapa ( México ) ; la cobertura sesgada o desinformada de la crisis del Ébola en los países africanos ; la reacción en contra de las críticas públicas del abuso de poder por la policía en Estados Unidos ; las protestas, tras la sentencia de flagelación impuesta al bloguero de Arabia Saudita, Raif Badawi, así como otros blogueros del Medio Oriente en peligro, activos durante las revueltas árabes; periodistas de Al-Jazeera encarcelados en Egipto ; la rescisión de la oferta de empleo al universitario americano Steven Salaita por sus tuits pro-palestinos; y, más recientemente, el asesinato de los caricaturistas y editores del periódico francés Charlie Hebdo.
Este último suceso ha desencadenado, en Europa y en el mundo entero, grandes controversias sobre los límites y las contradicciones intrínsecas a la libertad de expresión. La detención de varias decenas de personas (incluyendo a menores), por propaganda racista, tras el atentado a dicho periódico, ha contribuido a la proliferación de debates que se remontarían a la historia y a memorias (post)coloniales, así como a las políticas imperantes en la línea de las atrocidades cometidas en la Segunda Guerra Mundial ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión, reales o simbólicos ? Pregunta que no se entendería sin tener en cuenta un fenómeno puesto de relieve por Judith Butler en Le pouvoir des mots : politique du performatif (Excitable Speech: A Politics of the Performative, 1997) : cuando el poder intenta velar discursos radicales, tiende, paradójicamente, a favorecer su circulación.
Todo discurso, ya sea en forma de noticias, imágenes u opiniones, es un acto subjetivo indisociable de los regímenes de poder político en la sociedad. En este sentido, ¿qué ideas o sentimientos pueden expresarse con total libertad?; ¿quiénes pueden hacerlo?; ¿quién debe garantizar la libertad de expresión, y para quién? En un mundo actual caracterizado por la interconexión inmediata, ¿es necesario plantear dónde están los límites de la libertad de expresión? ; ¿cómo reaccionamos a las diferencias entre teorías radicales, provocación, crítica social, subversiones, y discursos radicales o fanáticos? ¿En qué circunstancias es necesario frenar todo tipo de discursos agresivos o radicales? ¿Cuáles son y dónde están los límites de la libertad de expresión?
Para su próximo número temático, primavera-verano 2015, The Postcolonialist acogerá todo tipo de propuestas que exploren, analicen y enfoquen, de manera original, las dinámicas de poder que intervienen en la determinación de la “libertad de expresión”, el “derecho a la información” o los “discursos radicales”. Y, por otra parte, cómo estos conceptos están siendo sometidos a nuevas definiciones en la esfera pública.
Las propuestas de carácter interdisciplinario serán especialmente tenidas en cuenta, sobre todo aquellas pertenecientes a estudios poscoloniales, literarias, lingüísticas, sobre discurso social, sociológico y mediático; teorías sobre etnia y raza, y estudios de género.
Para la sección científica de la revista (artículos evaluados bajo la modalidad Peer Review ), The Postcolonialist acoge artículos innovadores escritos en inglés, español, portugués y francés, de 5000 a 7.500 palabras, junto con un resumen y las palabras-clave. Los autores enviarán sus textos en un fichero anónimo, en cualquier formato, excepto en pdf. También se admiten algunas propuestas en italiano siendo igualmente evaluadas por pares.
Para su sección: “Creación”, se aceptan igualmente obras artísticas de creación (originales) en relación con el tema propuesto para este 2015.
Los textos deberán seguir las normas editoriales de la revista para cada una de sus secciones . Otros textos de menor extensión, derivados de comunicaciones u otro tipo de eventos científicos, podrán abarcar entre 1.500 y 3.500 palabras.
Fecha límite : 13 abril, 2015.
Para el envío de propuestas o información adicional : Editorinchief@postcolonialist.com