Photo Credit: © Lara Dotson-Renta, 2013 (San Juan, Puerto Rico)
Oscar López Rivera es un luchador por la independencia de Puerto Rico. Tiene la distinción nada envidiable de ser el prisionero político puertorriqueño en los Estados Unidos que más tiempo lleva encarcelado. El cargo que se le imputó fue conspiración sediciosa, es decir, conspirar para acabar con el dominio del gobierno estadounidense en Puerto Rico mediante la fuerza, vía membresía en las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Inicialmente, fue condenado a 55 años de prisión en 1981; luego en 1987, se le añaden 15 años adicionales a su sentencia por un alegado intento de escaparse de prisión, un cargo que según su abogada, Jan Susler, fue fabricado por el gobierno estadounidense.[1] En total, la sentencia de López Rivera suma 70 años de prisión. Hasta la fecha, ha cumplido 32 de esos años. Susler, en una entrevista con el periódico digital Noticel, dijo:
Cuando lo acusan a él y los demás [nacionalistas puertorriqueños] de conspiración básicamente es porque el gobierno no sabía quién había hecho qué, ni qué específicamente habían hecho. Conspiración no es haber hecho algo. Es una acusación de haberse puesto de acuerdo para terminar con el control colonial de los Estados Unidos en Puerto Rico. Si el gobierno estadounidense supiera que estas personas hubieran cometido algo específico, los hubiesen acusado de otros delitos, pero no fue así. Ante la falta de evidencia, sólo los acusaron de conspiración sediciosa.[2]
Al ser arrestados, López Rivera y sus compatriotas se negaron a reconocer la jurisdicción de los Estados Unidos, amparándose en que el control de Estados Unidos sobre Puerto Rico es ilegítimo y un crimen contra la humanidad, y que por lo tanto, son prisioneros de guerra y sus respectivos casos deben ventilarse ante un tribunal internacional. A pesar de ser esta una posición reconocida por diversos organismos de derecho internacional, el gobierno estadounidense se negó a reconocerla y los juzgó como criminales comunes.[3]
Antecedentes históricos
Para entender el caso de López Rivera, es necesario saber un poco acerca de la historia de Puerto Rico. El país sufre un problema centenario de estatus político desde que fue invadido por los Estados Unidos en 1898, a raíz de la Guerra Hispano-Estadounidense (conocida también como la Guerra Hispanoamericana), de donde Estados Unidos emergió como una potencia mundial. Hasta ese momento, la isla había sido una de las últimas colonias (junto con Cuba y las Filipinas) que le quedaban al Imperio Español luego de las guerras de independencia del resto de Latinoamérica. Desde entonces, la isla se convirtió en posesión de ultramar de los Estados Unidos, sujeta a la voluntad del Congreso estadounidense, el cual tiene la última palabra sobre los asuntos concernientes a Puerto Rico. Con el cambio de soberanía, se impuso un gobierno militar que duró hasta 1900, año en que el Congreso aprobó la Ley Foraker, que proveyó para la creación de un gobierno civil, y se decretó el inglés como idioma oficial de enseñanza pública, el cual se mantuvo hasta 1948.
En este mismo año se le permitió a los puertorriqueños elegir mediante el voto a su propio gobernador. Hasta la fecha, el gobernador era designado por el Presidente de los Estados Unidos. En 1952 se estableció el estatus actual de Puerto Rico, conocido como el Estado Libre Asociado (ELA), traducido al inglés en documentos oficiales como Commonwealth. En la práctica, el ELA no trajo un cambio real en las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos, ya que la soberanía del país sigue en manos del Congreso y cualquier cambio a la Constitución de Puerto Rico tiene que contar con su visto bueno. Puerto Rico tampoco cuenta con representación ante el gobierno federal, salvo por un Comisionado Residente que no tiene derecho al voto en el Congreso. Los habitantes de Puerto Rico tampoco tienen derecho al voto presidencial. La isla está obligada por ley, además, a utilizar exclusivamente la marina mercante estadounidense, la cual se encuentra entre las más caras del mundo.
Desde el momento de la invasión, se luchó para librar a Puerto Rico del dominio estadounidense por distintos medios dentro y fuera del sistema electoral, incluyendo la lucha armada. Uno de los ejemplos más dramáticos de lucha armada fue la insurrección nacionalista ocurrida en 1950. José “Che” Paraliticci, en su libro Cien años tras las rejas: Historia de los presos independentistas puertorriqueños bajo el régimen de los Estados Unidos, escribió: “Desde que Estados Unidos invadió a Puerto Rico en 1898 y comenzó a regir política y militarmente sobre el país, no ha habido una sola década en que algún independentista no haya ido a la cárcel, tal vez con la excepción de la década del veinte.”[4] La persecución del independentismo se agudizó durante las décadas del cuarenta y cincuenta, convirtiéndose en uno de los momentos en que más violentamente se reprimió.
La campaña para excarcelar a Oscar López Rivera
El caso de López Rivera llama la atención por distintas razones. Primeramente, su sentencia es desproporcionalmente excesiva, considerando que no se le halló culpable de ningún acto violento. De hecho, cuando fue sentenciado en 1981, el promedio de años impuesto como sentencia por asesinato era de 10.3, lo que hace su sentencia sobre cinco veces más larga que el promedio por asesinato.[5] Otro aspecto que llama la atención es que en 1999 el entonces Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, le ofreció a él y a otros prisioneros políticos un indulto si cumplían diez años más. López Rivera lo rechazó porque no se le extendió a dos de sus compatriotas en prisión, José Alberto Torres y Haydée Beltrán. Actualmente, Torres y Beltrán ya han sido excarcelados, mientras López Rivera sigue en prisión.[6] Por último, se destaca la atención internacional que su caso ha recibido en el último año, con un coro de voces abogando por su excarcelación entre las cuales se pueden contar ejemplos tan diversos como el cantante Ricky Martin, el grupo musical Calle 13, el arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tutu, la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, la activista por la paz norirlandesa Mairead Corrigan Maguire, el activista argentino por los derechos humanos Arturo Pérez Esquivel y personas de todos los sectores políticos en Puerto Rico, en Estados Unidos y el resto del mundo.
La campaña para excarcelar a López Rivera ha cobrado ímpetu desde el 2012, al cumplirse 30 años de su encarcelación. Actualmente existen varios esfuerzos e iniciativas para crear conciencia del caso, tanto a nivel local como internacional, y para presionar al Presidente Barack Obama a que le conceda un indulto. Algunos ejemplos notables son las marchas simultáneas celebradas en las ciudades de San Juan, Nueva York, Chicago y Washington, D. C. el 23 de noviembre de 2013 y la manifestación realizada el último domingo de cada mes por el grupo 32 x Oscar. Adicionalmente, cada semana el periódico El Nuevo Día publica las cartas que López Rivera le envía a su nieta. Es muy probable que el ímpetu y la cierta urgencia con que se ha llevado a cabo la campaña en el último año para la excarcelación de López Rivera tenga que ver con el hecho de que el Presidente Obama esté en su segundo término. Al no poder postularse nuevamente en las elecciones de 2016 por disposición constitucional, es más probable que salga electo un candidato del GOP, aminorando considerablemente las probabilidades de conseguir un indulto para López Rivera.
Oscar López Rivera y Nelson Mandela: Avatares del mismo espíritu
El caso de López Rivera expone las tensiones entre Puerto Rico y los Estados Unidos, producto de su relación colonial al ser un ejemplo obvio de cómo los puertorriqueños no tienen poder para decidir el destino de uno de sus ciudadanos, algo que instintivamente se (re)siente en la psiquis puertorriqueña, independientemente de las afiliaciones o simpatías políticas de cada cual.[7] El caso también revela las contradicciones inherentes al coloniaje. Recientemente, el mundo sufrió la pérdida de Nelson Mandela, quien fue, al igual que López Rivera, prisionero político por su lucha contra el apartheid en Sudáfrica. En medio de los múltiples honores ofrecidos a la memoria de Mandela, incluyendo de parte del Presidente Obama, es fácil olvidar que Mandela figuró en la lista de los terroristas más buscados de los Estados Unidos hasta hace poco y que su encarcelación en Sudáfrica se dio gracias a la cooperación del gobierno estadounidense. En 1990 se le organizó un homenaje a Mandela en la ciudad de Nueva York, en ocasión de su visita a los Estados Unidos a los pocos meses de haber sido excarcelado. Para aquel entonces, el alcalde era David Dinkins, el primer alcalde negro que había tenido Nueva York y cuya campaña recibió el apoyo de la comunidad puertorriqueña. Entre los organizadores del homenaje había varios puertorriqueños que jugaron un papel clave en la elección de Dinkins. Estos propusieron que se invitaran a compartir tarima con Mandela a los nacionalistas puertorriqueños Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda y Oscar Collazo, quienes también habían sido prisioneros políticos. Al enterarse el Servicio Secreto de la intención de los organizadores, se comunicaron con Dinkins, quien hizo declaraciones públicas tildando a los nacionalistas puertorriqueños de “asesinos”. Lo irónico de este episodio es que para ese entonces Mandela todavía aparecía en la misma lista de terroristas que López Rivera.[8] Más adelante, Mandela declaró públicamente que hubiera sido un honor para él compartir tarima con los nacionalistas puertorriqueños, que al igual que él, luchaban por la liberación de su pueblo.[9]
Las similitudes entre Mandela y López Rivera son varias. Ambos hombres comparten la experiencia de ser prisioneros políticos, ambos fueron acusados de conspiración sediciosa, ambos abrazaron la lucha armada como mecanismo para alcanzar el autogobierno, ambos figuraron en la lista de terroristas de los Estados Unidos y ambos contaron con el apoyo abrumador de sus respectivos pueblos para su excarcelación. Como escribió Howard Jordan en un artículo para el Institute of the Black World:
While Oscar López Rivera’s name does not have the international immediate name recognition of Mandela’s, the parallels are striking. Both Mandela and now Oscar López were jailed for “seditious conspiracy” for trying to overthrow a colonial government that was violating international law and committing “crimes against humanity.” Also in their respective eras Mandela and Oscar were the longest held political prisoners, receiving disproportionate sentences though having never engaged in any act of violence. Both men were also tortured, held in solitary confinement, and had barbaric acts committed against their persons in prison.
Both freedom fighters garnered calls for their release from religious leaders, Members of Congress, elected officials and celebrities. Nobel Prize Laureate and South African Archbishop Desmond Tutu stated that López’s only crime was “conspiring to free his people from the shackles of imperial injustice.”[10]
Sobre la lucha armada es necesario añadir que las visiones de ambos hombres sobre la violencia son complejas. Tanto López Rivera como Mandela abogaron por la lucha armada para lograr sus objetivos en el sentido de que es el derecho de todo pueblo recurrir a ella cuando se le oprime y se le niega su derecho a la autodeterminación. Sin embargo, ninguno se regocijaba cuando se recurría a la violencia en nombre de la liberación nacional,[11] una actitud muy diferente del extremista fanático que indiscriminada y ciegamente está dispuesto a cometer atrocidades en nombre de su ideal, sea el que sea.
Oscar López Rivera es un prisionero político en un país que niega categóricamente la existencia de ellos en sus cárceles. Sin embargo, efectivamente los tiene. A pesar del esfuerzo llevado a cabo por el gobierno estadounidense para invisibilizar esta realidad, y en particular el caso de Oscar, el reclamo para su excarcelación ha sido demasiado fuerte como para ignorarse. Queda por ver si el Presidente Obama mejorará su pobre récord de conceder indultos (el más bajo de todos los presidentes en historia reciente)[12] y entenderá la profunda contradicción de ser ganador de un Premio Nobel de la Paz, y a la vez, carcelero de prisioneros políticos.
Footnotes
- Jan Susler, “The Case of Oscar López Rivera”, The People’s Law Office, 31 de diciembre de 2012. http://peopleslawoffice.com/case-of-oscar-lopez-rivera/.
- Rafael R. Díaz Torres, “¿Por qué sigue preso Oscar López Rivera?”, Noticel, 2 de junio de 2013. http://www.noticel.com/noticia/142617/por-que-sigue-preso-oscar-lopez-rivera.html.
- Jan Susler, “The Case of Oscar López Rivera”.
- José “Che” Paraliticci, Cien años tras las rejas: Historia de los presos independentistas puertorriqueños bajo el régimen de los Estados Unidos, citado en Alejandro Torres Rivera, “El caso de Oscar López Rivera y la justa causa de su libertad ante la visita de Obama a Puerto Rico”, Red Betances, sin fecha. Accedido el 28 de diciembre de 2013. http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/752-alejandro-torres-rivera.html.
- Jan Susler, “The Case of Oscar López Rivera”. Cuando el juez federal Thomas McMillen leyó las sentencias de López Rivera y otros nacionalistas que estaban siendo procesados en el mismo juicio, mencionó lo siguiente: “You know, if George Washington had been captured by the British during the American Revolution he wouldn’t have been put in the penitentiary or jailed; he would have been executed. And that, as a matter of fact, is the penalty which should be imposed on Count 1 [seditious conspiracy] in this case.” U.S. v. Carlos Torres, Transcript of Sentencing Hearing, February 18, 1981, p. 20.
- Otros nacionalistas puertorriqueños encarcelados para el mismo tiempo que López Rivera fueron Luis Rosa, Ricardo Jiménez, Elizam Escobar, Carmen Valentín, Carlos Alberto Torres, Dylcia Pagán, Adolfo Matos, Alicia Rodríguez, Alejandrina Torres, Edwin Cortés y Alberto Rodríguez e Ida Luz Rodríguez. Alejandro Torres Rivera, “El caso de Oscar López Rivera y la justa causa de su libertad ante la visita de Obama a Puerto Rico.”Red Betances, sin fecha. Accedido el 28 de diciembre de 2013. http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/752-alejandro-torres-rivera.html.
- En Puerto Rico, las afiliaciones políticas usualmente están definidas en base a la fórmula de estatus que se favorece para el país: independencia, anexión a los Estados Unidos como un estado, la libre asociación (república asociada) o alguna variante del estatus territorial actual.
- El nombre de Mandela se removió de la lista oficialmente en 2008. “Mandela taken off US terror list”. BBC News, 1 de julio de 2008. http://news.bbc.co.uk/2/hi/world/americas/ 7484517.stm.
- Wilma E. Rivera Collazo. “Mandela y Puerto Rico”. Correo del Orinoco, 18 de diciembre de 2013. http://www.correodelorinoco.gob.ve/politica/mandela-y-puerto-rico-opinion/.
- Howard Jordan, “Nelson Mandela and Oscar López Rivera: Let Freedom Reign from South Africa to Puerto Rico”. Institute of the Black World, sin fecha. Accedido el 31 de diciembre de 2013. http://ibw21.org/news/nelson-mandela-and-oscar-lopez-rivera-let-freedom-reign-from-south-africa-to-puerto-rico/.
- Manuel de J. González, “Obama ante el martirio de Mandela y Oscar López”. 80 grados, 5 de julio de 2013. Publicado originalmente en el periódico Claridad el 2 de julio de 2013. http://www.80grados.net/obama-ante-el-martirio-de-mandela-y-oscar-lopez/.
- Cora Currrier, “Despite New Pardons, Obama’s Clemency Rate is Still Lowest in Recent History”. ProPublica, 5 de marzo de 2013. http://www.propublica.org/article/despite-new-pardons-obamas-clemency-rate-is-still-lowest-in-recent-history.
Works Cited
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Susler, Jan. “The Case of Oscar López Rivera”. People’s Law Office, 31 de diciembre de 2012. http://peopleslawoffice.com/case-of-oscar-lopez-rivera/.
Torres Rivera, Alejandro. “El caso de Oscar López Rivera y la justa causa de su libertad ante la visita de Obama a Puerto Rico”. Red Betances, sin fecha. Accedido el 28 de diciembre de 2013. http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/752-alejandro-torres-rivera.html.